A diferencia de las sillas de carreras, un buen monitor para juegos de carreras no necesita ser especialmente llamativo. En este caso, debes buscar cosas completamente diferentes. Ya hemos mencionado la pantalla curva y, si te ofrece curiosidad, podemos darte una explicación para eso. Una pantalla curva se ajusta mucho mejor que las pantallas planas a la naturaleza visual humana basada en la profundidad. Aunque la diferencia no sea siempre como la noche y el día, para la simulación de carreras, la precisión adicional en la percepción de profundidad suele resultar muy agradable y beneficiosa.
No profundizaremos aquí en la terminología, pero una curvatura 1900R es ideal, como puede verse en el BenQ EX3415R. Las curvaturas agresivas de 1000R o incluso 1500R pueden resultar algo excesivas para muchos usuarios, pero 1900R es el punto justo. Es la curvatura perfecta para una pantalla 21:9 ultrawide de 3440 x 1440. Además, 3440 x 1440 es una buena resolución para los grandes aficionados a los simuladores de carreras, porque los más de cuatro millones de píxeles no sobrecargan ni siquiera las GPU de gama media. Por el contrario, si optas por un enorme monitor ultrawide de 32:9, es probable que necesites una resolución de 5120 x 1440, 5120 x 1600 o incluso 5120 x 2160, que exigen tarjetas gráficas exponencialmente más potentes, lo que complica las cosas. Un monitor 21:9 ultrawide de 3440 x 1440 es sin duda el punto óptimo. La velocidad de fotogramas ahonda en esto, ya que es probable que desees superar los 60 Hz. Actualmente, los buenos monitores para juegos dan 144 Hz, lo que es perfectamente razonable para muchas GPU a 3440 x 1440. Sin embargo, 5120 x 1600 a 144 Hz exigiría una GPU monstruosa, algo que no es fácil de conseguir en muchas situaciones.
Además de una alta frecuencia de refresco de 144 Hz o más, necesitas una respuesta rápida y baja latencia. Elige monitores con 1 ms de MPRT (tiempo de respuesta de imágenes en movimiento) o 2 ms de GAG (gris a gris) como máximo. Otra característica que debes recordar es la compatibilidad con frecuencias de refresco variables en forma de AMD FreeSync o NVIDIA G-Sync. Ambas son en gran parte intercambiables, así que si un monitor tiene una es casi seguro que también funcionará con la otra. Las dos evitan el desgarramiento de imagen debido a las discrepancias en la frecuencia de refresco entre el monitor y la GPU, un problema que puede sacarte muy rápidamente de una envolvente sesión de simulación de carreras.